Videolaringoscopios: Estructura, finalidad y pruebas

Videolaringoscopio BF-DP
Es una ayuda para la intubación endotraqueal. Equipado con MAC y mango MIL, es adecuado para ...
En los últimos años, los videolaringoscopios se han consolidado como instrumentos indispensables en anestesia y medicina de urgencias. Permiten una mejor visualización de las estructuras laríngeas, lo que aumenta la tasa de éxito de la intubación endotraqueal, sobre todo en condiciones de vía aérea difícil [1].
Configuración de los videolaringoscopios
Un videolaringoscopio consta de varios componentes esenciales:
- Espátula: Se introduce en la boca para apartar la lengua y permitir ver la glotis. Existen distintos tipos de espátulas para diferentes aplicaciones:
- Espátula tipo Macintosh (permite la visión directa e indirecta)
- Espátula hiperangulada (adecuada para condiciones difíciles de las vías respiratorias) [2].
- Espátula Miller (adecuada para su uso con neonatos; ver también aquí: Visión general de las espátulas)
- Cámara: Una cámara en miniatura acoplada a la punta de la espátula transmite la imagen en tiempo real a un monitor [3].
- Fuente de luz: una fuente de luz LED garantiza una iluminación óptima de las vías respiratorias [4].
- Monitor: La imagen grabada se muestra en un monitor externo o integrado, que permite colocar con precisión el tubo endotraqueal [5].
Finalidad de los videolaringoscopios
La finalidad principal de los videolaringoscopios es la realización segura y eficaz de la intubación endotraqueal. Los ámbitos de aplicación más importantes son
- Intubación habitual: los videolaringoscopios se utilizan cada vez más como procedimiento habitual, sobre todo en anestesia [6].
- Vía aérea difícil: La directriz S1 sobre el manejo de la vía aérea recomienda el uso primario de videolaringoscopios en condiciones de intubación difícil [7].
- Medicina de urgencias: Una mejor visibilidad de la vía aérea puede aumentar la tasa de éxito de las intubaciones de urgencia [8].
- Formación médica: Gracias a la visualización en tiempo real en un monitor, los videolaringoscopios son ideales para la formación de anestesistas y médicos de urgencias [9].
Pruebas científicas y directrices actuales
Según la actual directriz S1 “Manejo de la vía aérea” de la Sociedad Alemana de Anestesiología y Medicina Intensiva (DGAI) [7], en todos los centros de trabajo de anestesiología debe haber un videolaringoscopio. Las recomendaciones más importantes son
- Los videolaringoscopios con una cuchilla tipo Macintosh son adecuados como instrumento principal para la intubación [7].
- Si se prevén vías aéreas difíciles, debe disponerse de palas hiperanguladas [10].
- Tras una laringoscopia directa fallida, se recomienda el uso de un videolaringoscopio [7].
- La videolaringoscopia es el método preferido para asegurar la vía aérea, sobre todo en pacientes con riesgo de aspiración [11].
La introducción de los videolaringoscopios ha mejorado significativamente la práctica clínica del manejo de la vía aérea. Sus ventajas, sobre todo en situaciones difíciles, están bien documentadas por estudios científicos y directrices. Su uso rutinario se considera cada vez más estándar y es esencial una formación adecuada para maximizar el potencial de esta tecnología.
[1] Aziz, M. F., Healy, D., Kheterpal, S., et al. (2011). “Eficacia del Glidescopio en la Práctica Clínica Rutinaria para el Manejo de Vías Aéreas Difíciles: Un Análisis de 2.004 Intubaciones con Glidescopio, Complicaciones y Fallos de un Estudio Prospectivo, Multicéntrico y Observacional”. Anaesthesiology, 114(1), 34-41.
[2] Mosier, J. M., Sakles, J. C., Law, J. A., et al. (2020). “Intubación Traqueal en el Enfermo Crítico: Situación Actual y Orientaciones Futuras”. The Lancet Medicina Respiratoria, 8(8), 754-766.
[Cook, T. M., Kelly, F. E. (2017). “Encuesta nacional sobre videolaringoscopia en el Reino Unido”. Anestesia, 72(8), 1017-1024.
[4] Pieters, B. M., Maas, E., Knape, J. T. A., et al. (2017). “Videolaringoscopia frente a laringoscopia directa para la intubación traqueal en adultos con obesidad: revisión sistemática y metaanálisis”. Anestesia, 72(6), 691-701.
[5] Myatra, S. N., Jain, R., Gandhi, K., et al. (2013). “Comparación del videolaringoscopio C-MAC con el laringoscopio Macintosh para el manejo rutinario de la vía aérea: un estudio clínico aleatorizado”. Anestesia, 68(9), 899-907.
[6] Apfelbaum, J. L., Hagberg, C. A., Caplan, R. A., et al. (2013). “Directrices Prácticas para el Manejo de la Vía Aérea Difícil: Informe Actualizado del Grupo de Trabajo sobre el Manejo de la Vía Aérea Difícil de la Sociedad Americana de Anestesiólogos”. Anestesiología, 118(2), 251-270.
[7] Sociedad Alemana de Anestesiología y Medicina Intensiva (DGAI). (2023). “Directriz S1 sobre el manejo de la vía aérea”. Número de registro AWMF: 001-028. Disponible en: https://register.awmf.org/assets/guidelines/001-028l_S1_Atemwegsmanagement_2023-09.pdf (consultado el 04 de febrero de 2025).
[8] Brown, C. A., Bair, A. E., Pallin, D. J., et al. (2010). “Técnicas, éxito y acontecimientos adversos de las intubaciones en adultos en el Servicio de Urgencias”. Anales de Medicina de Urgencias, 56(4), 260-270.
[9] Martin, L. D., Mhyre, J. M., Shanks, A. M., et al. (2011). “3.423 intubaciones traqueales de urgencia en un hospital universitario: resultados y complicaciones de la vía aérea”. Anestesiología, 114(1), 42-48.
[10] Piepho, T., Werner, C., Noppens, R. (2015). “Evaluación del videolaringoscopio C-MAC para la intubación nasotraqueal”. Anestesia, 70(2), 134-138.
[11] Frerk, C., Mitchell, V. S., McNarry, A. F., et al. (2015). “Directrices de 2015 de la Difficult Airway Society para el manejo de la intubación difícil imprevista en adultos”. Revista Británica de Anestesia, 115(6), 827-848.